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Unas vacaciones en Kelowna sorprenden en primer lugar por el paisaje natural que la rodea. Situada en pleno valle Okanagan, la localidad está rodeada por pinares, viñedos, huertos y jardines de bucólica belleza. Y como remate, el lago Okanagan, en cuya orilla está establecida Kelowna. Sus más de 120 kilómetros de longitud ofrecen la posibilidad de disfrutar de sus playas, orillas llenas de vegetación y toda su extensión acuática para un sinfín de actividades de ocio.
Para acceder a Kelowna la forma más sencilla es hacerlo a través del aeropuerto internacional de Kelowna. En taxi o vehículo alquilado en el mismo aeropuerto se llega con comodidad al destino. También existe servicio de transporte privado shuttle hasta distintos hoteles. El clima es semiárido, ya que el valle Okanagan linda en su extremo meridional con el desierto de Sonora. Esto implica que los veranos son largos y calurosos y los inviernos suaves y cortos. El efecto del lago y las montañas de las Rocosas canadienses y los montes Columbia atemperan el frío invernal. El horario es -8 respecto al de Greenwich.
Los viñedos y los campos de cultivos frutales están a pocos minutos de Kelowna. En tours amenos y didácticos se pueden tomar cerezas y melocotones de los mismos árboles, aprender secretos sobre la recolección y el envejecimiento de los vinos y hacer diversos tipos de catas. En el lago, al margen de disfrutar del baño y de sus muchas horas de sol en sus arenosas playas, hay numerosas actividades que poder hacer. La pesca, las travesías en barco o el windsurf son algunas de ellas. Existen óptimas instalaciones de golf en donde tomar cursos y practicar durante nueve meses al año. En las vacaciones de Kelowna, los amantes del deporte indoor pueden disfrutar la temporada invernal viendo algún partido del Kelowna Rockets, equipo de hockey sobre hielo local.