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Italia es uno de los países más bonitos de Europa, una mezcla de historia, arte y cultura que enamora a quien lo visita. Para disfrutar de unas vacaciones diferentes, te proponemos viajar en tren por Italia visitando sus lugares más característicos. Además, al ser un país largo y estrecho, parece que te está pidiendo a gritos que lo recorras de norte a sur.

Información básica para viajar en tren por Italia

Train travel mountains

Italia posee una magnífica red ferroviaria que te permitirá llegar a la gran mayoría de las localidades del país ya que, gracias a la forma alargada de Italia, muchas líneas van haciendo paradas en villas intermedias entre un núcleo importante y otro. Trenitalia es la compañía nacional italiana, e Italo la línea de trenes de alta velocidad que recorre Italia de norte a sur, desde los Alpes hasta Salerno. Para conseguir los mejores precios en billetes de tren en Italia, recomendamos hacerlo entre tres o cuatro meses antes de tu viaje, directamente desde nuestra web de KAYAK.

Venecia, el comienzo de la experiencia de viajar en tren por Italia

Comenzamos esta ruta en el norte, en la romántica Venecia. Esta ciudad renacentista, famosa por sus góndolas y canales, es el perfecto punto de partida. Cruza sus puentes y hazte fotos en la plaza de San Marcos y en su esplendorosa basílica. Cuando hayas terminado de visitar esta famosa ciudad, para continuar deberás tomar el tren en la estación de Santa Lucía, cuya ubicación céntrica te facilitará el acceso.

Nuestra recomendación es que vayas a Florencia. Este viaje puede durar entre dos horas y dos horas y media, dependiendo de cuántas paradas haga el tren. La compañía que suele cubrir esta ruta es Italotreno, aunque también se puede encontrar al menos un tren al día con Trenitalia. Ten en cuenta que Italotreno llega a la estación Santa Maria Novella, y Trenitalia, a la estación Campo di Marte. El precio del billete puede rondar los treinta y cincuenta euros, aunque esto puede variar en determinadas fechas. En el trayecto pasarás por otras famosas localidades, como Ferrara y Bolonia.

Florencia, un viaje al corazón de la Toscana

Llegas a Florencia y tienes ante ti una ciudad rebosante de arte en todas sus calles. La ciudad que ha conocido el auge de grandes artistas como Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti te permitirá saborear la gloriosa época del Renacimiento italiano, que dio paso a un nuevo concepto de humanidad. Te recomendamos pasar dos o tres días en Florencia y, a continuación, ir a Pisa.

En este trayecto los billetes son más baratos, rondando los veinte euros de media, y salen tanto desde la estación de Santa Maria Novella como desde la de Florencia Redi con destino Pisa Centrale. El trayecto es corto, de tan solo una hora, y los trenes que lo cubren son los de Trenitalia. En la ruta de Florencia a Pisa, atravesarás los famosos campos de la Toscana, famosos por su belleza y sus colores mediterráneos.

Pisa, una parada para ver la torre

Pisa te da la bienvenida, la ciudad famosa por su torre inclinada. Por un fallo en la planificación durante su construcción, la torre de Pisa se ha ido inclinando con el paso del tiempo, pero actualmente, tras unos trabajos de remodelación en la base, está estabilizada y podrás subir a ella sin problema. La estación de Pisa Centrale queda muy cerca de la Piazza dei Miracoli, donde están la torre y otros edificios históricos importantes, a tan solo veinte minutos a pie. Pisa se ve muy rápido, por lo que en el mismo día podemos recomendarte seguir hasta el siguiente destino, Siena, y pernoctar allí.

De Pisa a Siena salen muchos trenes, principalmente en horario de mañana desde bastante temprano, con precios realmente económicos que no superan los veinte euros el más caro y manteniéndose en una media de entre diez y doce euros. Eso sí, ten en cuenta que los trenes de Pisa a Siena no son directos y tendrás que cambiar de tren en Empoli, pero todo el trayecto no debería durar más de dos horas y media. Algunos tardan una hora y tres cuartos, si no tienes que esperar mucho a que salga el segundo tren.

Siena, una pequeña gran ciudad

El atractivo de Siena reside en su enorme plaza en forma de concha, la Piazza del Campo, convertida en reclamo turístico. Aquí podrás visitar importantes edificios, como el Palacio Público, o subir a la torre del Mangia para tener unas vistas panorámicas de esta pequeña ciudad. Al igual que Pisa, Siena se ve bastante rápido, pues, yendo al grano, en no más de dos o tres horas habrás visto lo importante, pero te aseguramos que la parada merecerá la pena.

Cuando termines, el siguiente destino es tal vez el más importante en cuanto a relevancia cultural: Roma, la capital del país. Para llegar a la ciudad eterna tendrás que hacer un intercambio, o bien en Montepescali o bien repetir Florencia, depende de cada tren. Salen todos bastante temprano: el primero, alrededor de las cinco y media de la mañana, y el último, a las ocho y cuarto aproximadamente, por lo que te tocará madrugar. El trayecto debería durar alrededor de tres horas y veinte minutos, y los precios varían entre los veinte euros del más económico hasta los cuarenta del más caro, sin que haya una diferencia sustancial de tiempo.

Roma, ciudad eterna

Ya estás en Roma, capital de Italia. Seguramente el tren te haya dejado en la estación de Termini, en pleno centro de la ciudad, o en la de Tiburtina, en las afueras. Para ver Roma a fondo, sobre todo si te apasionan la historia y la cultura de la Antigua Roma, unos cuatro o cinco días en la ciudad no te los quita nadie, y eso yendo directamente a lo más importante.

Cuando te hayas empapado de todo lo que hay que ver en la capital de Italia, el siguiente destino que te aguarda es Nápoles, la ciudad de la pizza. Los trenes a Nápoles salen tanto de la estación de Termini como de Tiburtina, desde bien temprano por la mañana hasta pasadas las once de la noche. La mayoría de los precios rondan los quince y los veinte euros, aunque algunos superan los cincuenta euros. El viaje es cortito, de alrededor de una hora y cuarto, y si tu asiento queda en el lado derecho del vagón, cuando estés llegando a Nápoles podrás ver que las vías pasan muy cerca del mar.

Nápoles, capital del sur de Italia

Nápoles es la ciudad más importante del sur del país, y aunque tiene muchos monumentos hermosos que ver, su mayor atractivo está en sus alrededores, en las ruinas de las antiguas ciudades romanas de Pompeya y Herculano, sepultadas bajo las cenizas del volcán Vesubio. La estación de tren a la que llegarás puede ser Metropark Via Lucci o Napoli Centrale, y las compañías encargadas de cubrir la ruta de Roma a Nápoles son, principalmente,

Trenitalia e Italotreno. Cuando hayas acabado tu excursión por las calles de Pompeya y Herculano, te recomendamos terminar tu viaje en Sicilia, la isla más grande del Mediterráneo, donde podrás descansar unos días de tanto turismo cultural y relajarte en una playa bajo el sol. Para ello, tendrás que tomar un tren hasta Catania, su capital.

Sicilia, tu último destino

City panorama of Monreale

Creemos que la isla de Sicilia es el destino perfecto para terminar tu viaje. Aunque el trayecto desde Nápoles hasta Catania es el más largo que te tocará hacer, con una duración de entre ocho y nueve horas, merecerá la pena pasar unos días en las playas de Sicilia, recorriendo la isla y dejando que el tiempo vuele sin preocuparte por nada.

Los trenes de Nápoles a Catania salen sobre todo por la mañana, debido a la duración del recorrido, aunque también es posible encontrar trenes nocturnos que salen alrededor de las once menos cuarto de la noche, opción perfecta para dormir durante el viaje y que el trayecto no se te haga tan pesado. Los precios de este tren nocturno rondan los setenta euros y hay que hacer una parada en Salerno, a la que llega solo media hora después de salir, por lo que no te interrumpirá el sueño. Los trenes diurnos son más baratos, entre veinte y treinta euros.

Acerca del autor

Allan KortbækAllan es periodista, fotógrafo, estratega digital, autor de publicaciones y padre. No es de extrañar que todo ello se vea reflejado en su pasión por viajar y a la hora de compartir sus experiencias con todo el mundo. Allan, además de ser un amante del mar y de las olas, es un surfista en ciernes y un nadador empedernido, obsesionado con zambullirse en pleno invierno. 

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